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La primera recomendación antes de ver Abigail, la nueva película de terror de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, es no tomarla en serio. Esta es una cinta de terror con tintes de comedia, que no busca ser un clásico del horror, pero que, (gracias a Nosferatus) se toma lo suficientemente en serio a ella misma como para ser una película disfrutable.
Si bien su trama no es del todo original: un grupo de malhechores que secuestran a una niña a la espera de un rescate por parte de sus padres, pero, que terminan ellos buscando ser rescatados (Como, por ejemplo, El hijo del diablo – 2006), lo cierto es que se siente fresca y hasta casi novedosa.
Para los amantes de los vampiros, hay la suficiente cantidad de sangre, de mitos clásicos y nuevas reglas, en lo que termina siendo un juego del gato y el ratón, que va cambiando de víctima y victimarios, a medida que la película avanza.
A pesar de poder adelantar lo que sucederá el 80% de película, Abigail logra mantener la tensión, el interés, mientras cambia de tonos de un momento a otro sin que eso interrumpa la experiencia del espectador.
Sin duda, lo más sobresaliente de la cinta de los también directores Scream VI (2023) es la actuación de una Alisha Weir (Matilda: The Musical – 2022) que logra hacer una convincente y en ocasiones aterradora niña vampiro, que por ocasiones, muy leves, recuerda aquella magistral actuación de Kirsten Dunst en Entrevista con el vampiro, 1994. Un monstruo con cara angelical, cuya imagen infantil hace dudar si poder confiar en ella, si querer protegerla o lo mejor sería escapar (En Abigail lo mejor es la última opción.
Pero, más allá de las muertes, la sangre, las risas y los sustos, se esconde una reflexión sobre la paternidad.
Sobre la necesidad de los hijos, por la atención y cariño de sus padres, por los errores que cometen los padres en búsqueda de proteger a sus hijos y los pretextos que buscan y se crean algunos padres para excusarse por no cumplir su trabajo de cuidadores. Aunque en muchos casos, los hijos son más fuertes de lo que sus padres creen y lo que único que necesitan de ellos es amor.
Ahora, si bien, es de admitir que esta subtrama no se aborda con la profundidad que hubiese sido más beneficiosa para la cinta, lo cierto es que siempre tener un background en una película de terror siempre se agradece. Hace crear empatía con los personajes, ya sean los buenos o los villanos, y, por lo tanto, el interés en la historia crece.
Así, si lo que busca es pasar un buen rato en el cine y es fanático de las películas de terror, Abigail es una buena oferta. Una que ofrece sustos, risas, sangre, y un final que entre líneas termina siendo lo más desesperanzador de la cinta.
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La Prensa
